El origen del vino

Los latinos llamaron Vitis a la viña, esto quiere decir vida, porque es una bebida que «restaura los espíritus vitales disipados y conforta, repara, aumenta y fortifica el calor natural, siendo considerado como el principal instrumento de la vida»

Maestros como Aristóteles, reflexionaron sobre las virtudes del vino. El filósofo griego citaba que el vino se acomodaba a la naturaleza del bebedor, porque «los vapores se ponen en el entendimiento conforme a su costumbre…»

Platón, por su parte, fue conocedor del vino y, ya en su época, advirtió de los peligros del consumo de tan divino líquido, y que debía utilizarse adecuadamente. Por ello recomendó la abstinencia hasta los quince años, ya que no consideraba conveniente «juntar fuego con fuego»; después, hasta los cuarenta, recomienda un uso moderado y tras esa edad, aconseja beber mucho vino.

Establecer el origen del vino es una tarea difícil, pues está ligado al hombre desde épocas muy antiguas. Aparecen vestigios de vino en las regiones cercanas al Mar Caspio y al Mar Negro, en viñedos de unos 12,000 años antes de Cristo.

Se cree que los primeros introductores de la vid fueron los Fenicios y, posteriormente los Helenos, donde ya la historia les atribuye el conocimiento de la fermentación de la uva.

¡Cómo quiera que sea quien o quienes descubrieron las bondades de la vid, ¡salud por quienes heredamos tan noble descubrimiento!

(Algunos fragmentos fueron extraídos de EL LIBRO DEL VINO, Biblioteca de la Salud, escrito por Cristina Reyes, España, Madrid.

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1 comentario

  1. El culto al vino no es sólo levantar una copa y beberlo, es conocer su origen, descubrir sus fragancias, su elaboración, la uva que lo crea, saber de su mitología, sumergirse en bellas historias vinicolas… Su mundo es un universo que merece la pena explorar.
    Vas por buen camino.

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