Se mueren mis superhéroes, esos que en mi juventud me tendieron la mano, secaron mis lágrimas y provocaron sonrisas. Esos que como excusa me dieron ocupación para no solo costear lo que necesitaba, sino también mis caprichos algún que otro sueño tonto de mis metas de domar el indomable mundo.
Están muriendo de distintas formas y ahora desconocen mi rostro ellos, que me conocieron como nadie, esos que pagaron mis psicólogos y que alimentaron mis hambres e intentaron soñar por mí.
Parte de mí se adelanta y sabe que morirá sino antes igual o después de ellos, añorando ese momento o en que éramos inmortales. Se están muriendo mis superhéroes, mis inmortales, mis grandes ligas.
Hoy han venido a dar un paseo por mis pensamientos.